Pieta
Rosso Fiorentino, entre 1530 y 1540.
Este pintor es uno de los primeros y más destacado del fin del Renacimiento. Obtiene particularmente en sus obras expresiones dramáticas, a partir de volumetrías violentas que desfiguran o desdoblan los rostros y cuerpos representados.
Esta es la única pintura de caballete que se sabe con certeza que la pintó en Francia. Si se fijan bien hay marcas visibles en los cuerpos de Cristo y San Juan. Gracias al análisis rayos X, se sabe hoy que se debe a una composición inicial invertida de ambos personajes.
La pintura es un claro ejemplo del dramatismo característico de Rosso Fiorentino. La expresión de los personajes muestra la tristeza que sienten al ver al Cristo y nos permite conmoverse ante tal momento histórico de la religión cristiana.
© Tourblink
El artista pintó la obra por encargo de Anne de Montmorency, quien era agente de Francisco I de Francia. El cuadro fue pintado en una escuela que fundó Rosso Fiorentino llamada Fontainebleau; éste sería su último cuadro realizado en Francia.
La obra le fue confiscada al Château d´Ecouen, la residencia de Anne de Montmorency que como mencionamos anteriormente era la agente de Francia, esto en la época de la Revolución francesa. Posteriormente, Montmorency cayó en desgracia y sus bienes tuvieron que pasar a la familia Condé. Esta obra es el único ejemplar sobreviviente de las obras religiosas que realizó Rosso en Francia.
Algunos estudios recientes del Museo del Louvre han revelado la existencia de un trabajo anterior, el cual fue abandonado por el pintor, donde la posición de las figuras se encuentra invertida. No obstante, no se sabe a ciencia cierta si esta pintura era una obra terminada o únicamente una versión aproximada.