Escriba sentado
El escriba sentado es una de las obras maestras del arte del Imperio Egipcio Antiguo. En ella se resume todo lo maravilloso de este arte y los símbolos de la importancia del escriba.
Es una estatua frontal, característica común entre las estatuas egipcias. La posición del escriba, sentado con las piernas cruzadas sobre una base pintada de negro, representa el acto mismo de escribir. Alguna vez tendría que haber tenido una caña aromática en su mano derecha que le servía para escribir y todavía se observa el papiro blanco parcialmente desenrollado.
Su posición es única mezclando calma, rigidez y una simpleza increíble en el acto de su oficio. Su cara es de rasgos afilados, su nariz y boca bien alineadas y una marca de pintura marca las cejas. Los ojos, particularmente admirables, están incrustados en las órbitas y consisten en magnesita blanca y cristal de roca, confiriendo una gran presencia a la mirada. Su cuerpo, especialmente el torso, está marcado por una cierta fortaleza, con protuberancias en el vientre y las caderas, sin embargo las manos son muy finas, todos los dedos están sutilmente individualizados mostrando lo importante que eran ellas para escribir.
A pesar de la actitud general sigue siendo un poco rígido, el realismo de la figura, con la calidad del modelado de la cara, las manos y el torso, el aspecto brillante del carácter y la hermosa policromía, totalmente intacta, hacen de este escriba una obra fundamental del arte egipcio.
© Tourblink
Se tiene registro de otras esculturas que representan escribas sentados, una de las más destacadas se encuentra conservada en el Museo de El Cairo, la cual está realizada sobre granito y es de una Dinastía anterior a El escriba sentado.
En el antiguo Egipto, los escribas eran los responsables de inscribir, copiar y clasificar, utilizaban diferentes tipos de escritura que les permitía escribir de manera veloz. Escribían con un cálamo sobre papiros y ostracas. Los escribas que eran escogidos para realizar este oficio generalmente habían sido formados en el entorno de la familia real.
El escriba sentado se realizó en una época en la que Egipto estaba en su apogeo, y ya se había dejado de lado la construcción de las grandes pirámides. Otro dato curioso es que la altura de la obra es casi equivalente a la medida de un codo egipcio, la cual era una medida usual de longitud durante la época faraónica.
Cabe mencionar que este tipo de obras tenían una función funeraria, siendo colocadas en la capilla de culto de las tumbas. También eran utilizadas para ceremonias y se les ofrecían ofrendas para el difunto.