Cupido y Psique

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por Antonio Canova

El final del siglo XVIII vio muchos estilos artísticos diferentes. Algunos pintores produjeron temas serios y otros artistas preferían escenas lúdicas y tiernas. El Imperio Romano volvió a ser una fuente de inspiración. También fue un período de disturbios políticos y sociales. En 1789, la Revolución puso fin a la monarquía durante 15 años hasta la Restauración. Napoleón se convirtió en emperador de Francia hasta 1815.

Esta encantadora escultura neoclásica de Canova ha encantado a los visitantes del Louvre durante décadas, incluso a Napoleón Bonaparte, para quien el artista realizó varias comisiones. Esta visión del amor representada a través del beso de Cupido, reviviendo a Psique de su sueño, parece representar una nueva vida. Es una escultura apropiada para el nuevo Imperio que buscó traer esperanza para publicar la Revolución Francesa. La escultura data de cuando el Palacio del Louvre se abrió como museo en 1793, después de la Revolución.

La composición de la escultura, su calidad etérea y su suave mármol (pulido implacablemente para crear la ilusión de la piel real) realmente apela a la imaginación del espectador. Canova se inspiró en el mito de Venus, la diosa del amor, que le dio a Psique una tarea para traer de vuelta un frasco del inframundo con instrucciones estrictas de no abrirlo. Sin embargo, la curiosa Psique desobedeció a la diosa y abrió el frasco. Intoxicada por el contenido, cayó en un sueño mortal, hasta que Cupido, el hijo de Venus, encontró a Psique y la despertó con un beso. La historia tiene un final feliz. Cupido está autorizado a casarse con su amada Psique por los dioses. Entonces se convierte en la diosa del alma y logra la inmortalidad.

Esta escultura es maravillosa para mirar girando alrededor de ella. La escultura fina, el sentido de la inmediatez y la cuidadosa atención al detalle, como la anatomía de los cuerpos, los ropajes y los atributos de las figuras (el matraz, el arco y las flechas de Cupido y los cortinados que fluyen) dan el encanto de esta obra maestra.

© Tourblink

Esta fue un encargo del John Campbell (Lord Cawdor), un coleccionista de arte. Su intención era únicamente decorar su casa particular. Se sabe que posteriormente a ser robada por el General Murat de su ubicación original, llegó a manos de Napoleón, el cual quedó maravillado con tan hermosa creación, por lo que decidió convertirse en el principal mecenas del creador de la obra.
Por su perfección, composición y belleza, la obra se convirtió rápidamente en una de las más importantes del Neoclasicismo, y además fue considerada como una de las más grandes obras de todos los tiempos.


Esta pintura siguió el proceso de creación que acostumbraba Canova en sus obras, primero esbozaba su idea en un dibujo sobre el papel, después realizaba un modelo en arcilla en pequeñas dimensiones, posteriormente creaba un modelo en yeso del tamaño que deseaba que fuera su obra. Hecho todo lo anterior, empezaba a trabajar el mármol, para lo que contaba con ciertos colaboradores quienes le ayudaban a eliminar el excedente de mármol, de esta manera podía acercarse más fácilmente a la forma definitiva. El toque final que lo caracterizó como artista era el acabado que daba a sus obras, como podemos observar, esta tiene un fino acabado pulido, lo que le aportaba brillo y un aspecto aterciopelado a la obra.