Cuadro mágico
Un cuadrado mágico está formado por una serie de números dispuestos dentro de una cuadrícula de tal manera que cualquier fila, columna o diagonal sume siempre la misma cantidad. Esta cantidad supone lo que se conoce como la constante mágica.
Los primeros cuadros mágicos de los que se tienen referencia tienen su origen en la antigua China, en el tercer milenio antes de Cristo, también se conocen combinaciones de este tipo en antiguas culturas de India, Egipto, el mundo árabe y Grecia. Tradicionalmente se han atribuido propiedades astrológicas y divinas a este tipo de cuadrados. En torno al siglo XIV son introducidos por los árabes en Occidente, atrayendo desde entonces la atención de grandes matemáticos como Pascal, Leibnitz… que les dedicaron diversas obras, a pesar de que no se conozca ninguna utilidad práctica concreta.
Normalmente se crean colocando números enteros y correlativos hasta completar la tabla. Es decir, en un cuadrado de 3 x 3 se encontrarían los números del 1 al 9, y en un cuadrado de 4 x 4 los números del 1 al 16. Con estas reglas iniciales, en un cuadrado de 4 x 4, cuya suma de todos los números del 1 al 16 es 136, su constante mágica sería 136/4, es decir, 34. Sin embargo, Subirachs no cumple con estas condiciones básicas para su cuadro mágico. Subirachs tomó el cuadrado mágico que Durero representó en su grabado Melancolía I, y lo retoca, repitiendo las cifras 14 y 10 y eliminando el 12 y el 16, para así obtener una constante que diese 33 como resultado, la edad a la que se supone fue ejecutado Jesucristo. El número 3 también es importante en el mundo cristiano, pues es símbolo de la Trinidad.
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